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Valoración del Paisaje como Herramienta para la Gestión Agroturística en Entornos Rurales.

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Autora: Desirée A. Yaguare. Centro Nacional de Teledetección Agrícola (CENATEL).FIIIDT. 

 

La planificación territorial es un elemento fundamental en la construcción de un modelo de gestión ambiental sostenible, por ello la constitución de herramientas de manejo para la conservación de biodiversidad en paisajes rurales deben propiciar una productividad sostenible del territorio, a través de estrategias planificadas  de concertación para la conservación ecológica entre los agroproductores y los prestadores de servicios turísticos con mecanismos compatibles entre los dos usos del suelo.

En Venezuela algunas iniciativas se han dado en zonas costeras, por ser el turismo de playa el preferido por la población venezolana y otras en algunos espacios de montaña de los estados andinos, sin embargo se obvia en otros estados del país con potencialidades del turismo de montaña en las diversas poblaciones agrícolas, no obstante en muchos poblados como la Colonia Tovar, El Junquito, o El Jarillo se despierta cierto interés por parte de los agricultores en diversificar sus actividades dentro y fuera de la explotación agraria, que es lo que mejor conocen.

Por lo tanto, la integración del turismo a las actividades productivas rurales representa una alternativa para mejorar las condiciones de vida de los pobladores. Existe diversidad de métodos para determinar el potencial turístico, para lo cual es necesaria la integración de diferentes dimensiones (social, ambiental, económica, política e institucional) que definan las características propias de cada territorio, considerando todos los componentes y su contexto.

Entre ellos se da mención especial a la valoración estética y paisajista que pueden ofrecer los predios agrícolas en las regiones montañosas como destino para el desarrollo agroturístico sustentable.

Así es como el paisaje es considerado parte del potencial turístico del territorio aproximadamente desde la década de 1960, el paisaje se ha posicionado, cada vez más, como elemento básico para la identificación y valoración de la calidad de los recursos turísticos, considerados ellos como uno de los principales componentes de la compleja estructura del sistema turístico (Alcalá y López, 2017 en Méndez y otros, 2018). En la mayoría de los casos, el paisaje se aborda desde un punto de vista visual y estético, proporcionando interpretaciones interesantes del enfoque  perceptivo-psicológico evidente para los turistas, le añade  valor estético a otros factores como el ecológico, educativo, interpretativo, histórico, etc., convirtiendo el espacio agroturístico en una oferta singular para el esparcimiento.

El agroturismo contribuye a armonizar los intereses agrarios y la protección del medio ambiente, a través de una gestión integrada del territorio en la que los agricultores han tenido y deben seguir manteniendo un protagonismo destacado. El agroturismo puede constituir para el agricultor una forma de remuneración de las inversiones que éste efectúa en favor de la gestión del medio ambiente para beneficio de la colectividad.

 Es en el paisaje rural donde la planificación ambiental identifica las potencialidades para mejorar el uso del medio natural, incluso para la recreación y el descanso, con oportunidad de diversificar las actividades económicas, a través de la caracterización de una zona y las formas percibidas de ella.

La evaluación del potencial turístico del paisaje mediante la integración de un conjunto de indicadores objetivos constituye un buen ejercicio de evaluación integral del territorio que puede contribuir al desarrollo económico de las zonas rurales fundamentado en un turismo rural integrado y sostenible, capaz de respetar y asegurar las principales características de las áreas involucradas.

 

Fig. 1 Mucuposada: Red de Servicios Turísticos Comunitarios. Fuente: Proyecto Andes Tropicales

La aplicación de indicadores sigue estando poco  desarrollada,  pero  se  deben establecer criterios integrados de percepción paisajística, condiciones físicas y sociales del territorio a desarrollar con enfoque agroturístico, ya que diversos estudios destacan algunas  experiencias  interesantes  en  la  evaluación de la identidad, la calidad o el atractivo visual del paisaje, usando esta información como insumo para generar propuestas de gestión vinculadas a las necesidades de todos los afectados, desde el productor, el prestador de servicio y los visitantes, generando mayor empatía y vinculación entre el territorio y su cuidado.

En general, la utilidad de los indicadores radica en que son suficientemente abiertos para acomodar una amplia gama de casos, pero lo suficientemente puntuales para precisar las evaluaciones, en la próxima entrega se abordará este aspecto.

La visión cultural de los paisajes presentes, son el resultado de procesos pasados y se puede afirmar su importancia pues conforman la base actual para paisajes futuros dar a conocer el desarrollo de las poblaciones frente al medio ambiente y las condiciones de éste.

Todo paisaje tiene un significado cultural, y por ende es una herramienta útil en la interpretación y sobre todo en la toma de decisiones que sobre el paisaje se haga. Con lo anterior, se define que el estudio del paisaje permite identificar las características estéticas o espaciales que lo hacen más valioso para el desarrollo turístico y orientar sobre las mejores formas de uso o protección.

El turismo y la agricultura constituyen en sí mismas prácticas cónsonas con el ambiente, siempre que exista una articulación entre empresas prestadoras de servicios y entes públicos encargados de gestionar estos espacios, las mismas encuentran un punto común en el agroturismo, como una forma de observar el entorno natural sacar el máximo provecho turístico y en consecuencia contribuir a la comercialización de los productos resultantes de esta práctica.

Los espacios de turismo alternativo en el entorno rural propicia la creación de una oferta de alojamiento y restauración para cubrir las demandas de actividades de ocio y recreación de visitantes, lo que dinamiza otros sectores económicos involucrados.

El turismo y la agricultura constituyen en sí mismas prácticas cónsonas con el ambiente, las mismas encuentran un punto común en el agroturismo, como una forma de observar el entorno natural y sacar el máximo provecho turístico y en consecuencia contribuir a la comercialización de los productos resultantes de esta práctica, permitiendo a las poblaciones rurales, diversificación de su economía sin detrimento de su principal actividad como es la agricultura.

Referencias

  • Méndez, A; Serrano, M; Salinas, E; Romero, A (2018) Propuesta metodológica basada en indicadores para la valoración del potencial turístico del paisaje en áreas rurales: el caso del municipio de Atlautla (México) Cuadernos de Turismo, nº 42, (2018); pp. 335-354. Universidad de Murcia: España.

Páginas web consultadas:

 

Contacto: dyaguare@fii.gob.ve desireeyaguare@gmail.com

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