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Aportes para el desarrollo de una economía agrícola comunal

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Orlando Acosta/CIMECDI

En los albores del Siglo XX Venezuela se caracterizó, en lo económico en un país netamente de tradición agrícola, con una altísima población campesina, donde se caracterizo por tener su mayor riqueza en la agricultura.

La explotación y expansión petrolera generó cambios profundos en la dinámica económica, social y política del país.

A partir del petróleo se generó un cambio fundamental en la distribución territorial del poder y la riqueza. En las ciudades se centró la dinámica económica basada en la importación, el comercio, los servicios, la construcción y el sector público, mientras las zonas rurales permanecían estancadas o en franco deterioro. El poder articulado a la agro exportación fue desmantelado por la expansión petrolera y la depresión de los años treinta. Las nuevas fuentes de poder y riqueza adquirieron un carácter claramente urbano (BCV, 1978 y Pinto Cohen, 1966)”.

Considerando los aspectos mencionados anteriormente y otros que estarían pendiente tomar en cuenta, Venezuela entra al siglo XXI con un deterioro en las condiciones de vida del campesinado, organización y producción en paupérrimas condiciones, donde solo se beneficia a un sector socio económico (agro industria, terrateniente). Es aquí donde el gobierno Bolivariano del Presidente Hugo Chávez toma la iniciativa y desarrolla un proyecto de sustitución de importaciones del agro y permitiendo a la vez la visualización del campesinado a través de la organización socio productiva.

Debido al reimpulso del área de los alimentos y la agricultura que se tiene planteado en los diferentes planes de desarrollo del país (Plan de Desarrollo Económico de la Nación, Plan de la Patria), la Fundación Instituto de Ingeniería y Desarrollo Tecnológico (FIIIDT) a través del Centro de Ingeniería Mecánica y Diseño Industrial (CIMECDI) se plantea presentar propuestas como un aporte al desarrollo de la economía agrícola comunal.

En ese sentido las plantas de producción de harinas para consumo humano son un componente esencial en la cadena productiva de consumo, así como de otros subproductos de gran importancia en la sociedad.

Una forma de poder fortalecer la producción de alimentos y atender todos los requerimientos, es desarrollar toda la cadena productiva desde el pequeño productor, que algunos investigadores comentan debería ser el curso natural de estas actividades. Esto implicaría el desarrollo de la tecnología para pequeña escala y daría la oportunidad al productor de iniciar la producción vegetal en conjunto e ir creciendo en la medida que la producción se lo permita, aprendiendo sobre el proceso y estableciendo bases sólidas para una práctica nacional de la producción de harinas integrales y no utilizar los esquemas, hasta ahora copiados, de países extranjeros, resultando en soberanía alimentaria. Es por esto que el propósito es diseñar y fabricar plantas de harinas integrales para consumo humano para pequeños productores del campo y la ciudad.

Las mini plantas para el procesamiento de productos y subproductos de los procesos de producción agrícola, en la elaboración de alimento para consumo humano son máquinas de capacidad comunal llamadas también artesanal (100 a 500 Kg/h), móviles y compactas que pueden servir a productores artesanales, unidades familiares y a escalas comunales. Su funcionamiento consiste en procesar (moler y mezclar) granos, cereales y productos secos para convertirlos en materia prima para la elaboración de alimento para consumo humano.

Este producto está dirigido entre otros a sectores productores organizados, comunas agrícolas, entre otras, (campesinos y agricultores) de la población, quienes, con una solución de este tipo, pueden dar valor agregado a sus productos en época de precios bajos o conservarlos para cuando la producción sea escasa.

Por otra parte, las familias productoras pueden en primera instancia autoabastecerse y además intercambiar el exceso de sus productos con el sector comunal.

El desarrollo de esta propuesta, puede generar otras cadenas productivas de comercialización de los productos en diferentes presentaciones (harinas, masas, arepas, tortillas, panes, etc.) Finalmente, en lo que se refiere al desarrollo de la solución, beneficia a pequeños productores de tecnología local, quienes se encargaran de la reproducción y mantenimiento de los equipos. Así como a estudiantes y profesionales de los centros de desarrollo tecnológico nacional, quienes deberán encargarse de la optimización y nuevas versiones en la búsqueda de la eficiencia. Las principales necesidades que la población beneficiada verá satisfechas son las relativas a facilidades en cuanto a la alimentación, ya que contarán con una herramienta para el procesamiento en sitio de los productos agrícolas que de otra manera son transformados por las grandes cadenas comercializadoras, empaquetados y devueltos a la comunidad con altos costos. Adicionalmente, al procesar los alimentos, estos se pueden almacenar y distribuir, intercambiar y comercializar en escalas comunales, lo cual permitirá ahorrar y generar recursos para satisfacer otras necesidades. En lo relativo al problema actual en la generación de energía eléctrica, se satisfacen las necesidades de ahorro energético, al incorporar sistemas de potencia de gasolina como solución alternativa.

El desarrollo tecnológico de esta solución por sí misma, representa una satisfacción de las necesidades de la inventiva local. Con este equipo se fortalece el motor agroalimentario, dando las herramientas para que los pequeños productores sean capaces de procesar el alimento que cosechan directamente, logrando eliminar la dependencia del mercado capitalista y por ende la distorsión de los precios de venta de productos finales a los consumidores. Adicionalmente promoviendo la generación de nuevos modos de intercambio y comercialización de los productos; finalmente a través del motor industrial con la participación de productores de tecnología local quienes pueden producir, distribuir y dar mantenimiento a los equipos. Es un equipo bastante sencillo y de pequeña escala, lo cual permite que se puedan fabricar en una gran variedad de espacios incluyendo la participación del usuario (en este caso el pequeño productor). La operación del mismo es igualmente sencilla y no requiere un personal altamente capacitado para su manejo.

Los equipos pueden ser adecuados al tipo de fórmula que se desee preparar y puede adaptarse a la materia prima que se cosecha en la región, dando mayor versatilidad y fomentando el uso de los productos locales.

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