Figura 1. Gas tóxico primera guerra mundial
Un arma química es una sustancia química que se utiliza para causar daños de manera intencionada, por sus propiedades tóxicas. Esta definición también incluye aquellas municiones, dispositivos y otros equipos diseñados específicamente para convertir en arma las sustancias químicas tóxicas.
Este tipo de sustancias se engloban dentro de las conocidas como armas de destrucción masiva por su potencial para generar grandes daños personales y materiales, de manera indiscriminada. El portal de noticias de la ONU, ha señalado que las consecuencias de una agresión con agentes químicos pueden ser irreversibles y graves, no obstante, si se actúa de forma asertiva y con rapidez se reduce el impacto físico y emocional sobre las víctimas.
Historia del uso de las armas químicas
Aunque pueda parecer algo moderno, el uso de sustancias químicas para producir daños intencionados ha existido desde la prehistoria. La primera evidencia de su utilización se remonta al año 24.000 A. C. con el uso de venenos en el yacimiento sudafricano de Border Cave, donde se encontró una varilla de madera con restos de ricino, un peligroso veneno natural. También en el año 590 A. C. se utilizaron plantas venenosas para contaminar los suministros de agua de Kirra (Grecia), en el contexto de la Primera Guerra Sagrada.
Durante la Primera Guerra Mundial, se produjo el primer ataque con armas químicas como lo entendemos en la actualidad. En los primeros meses del conflicto se realizaron diferentes ataques químicos sin demasiado éxito, pero el 22 de abril de 1915 en la batalla de Ypres, se produjo el primer ataque con armas químicas con fatídicas consecuencias (Figura 1).
Durante un mes, los alemanes estuvieron almacenando cilindros de cloro líquido a presión, y cuando tuvieron un viento favorable liberaron más de 160 Tm del gas cloro que se dispersaron hacia el asentamiento de las tropas francesas y franco-argelinas, hiriendo de gravedad a miles de soldados y matando a otros tantos. A partir de entonces, empezó un enfrentamiento cruzado con distintos gases tóxicos. Algunos de ellos, el cloro, el fosgeno o el gas mostaza que continuó hasta el fin de la guerra.
Tipos de armas químicas
Las armas químicas se pueden clasificar en seis grandes grupos, dependiendo de su acción sobre el cuerpo humano:
- Agentes asfixiantes: a este grupo pertenecen el fosgeno y el cloro, sustancias utilizadas durante la Primera Guerra Mundial. Estos compuestos, al entrar en contacto con el agua del ser humano generan ácidos; en consecuencia, el cuerpo produce más cantidad de agua para compensar esa acidez que se está generando, produciendo la acumulación de líquido en los pulmones.
- Agentes nerviosos: son ésteres organofosforados, como el sarín, el somán o los conocidos como agentes de Novichok, que actúan inhibiendo la enzima acetilcolinesterasa, por lo que aumenta el nivel de acetilcolina en el organismo afectando a la actividad neuronal.
- Agentes vesicantes: como el gas mostaza, que interaccionan con el ADN y producen daños en los ojos y la piel, por la formación de ampollas.
- Agentes hemotóxicos: en este grupo tenemos al cianuro y sus derivados, que afectan al transporte de oxígeno, produciendo la asfixia.
- Agentes lacrimógenos: como el bromuro de bencilo, que afectan principalmente a la piel y las mucosas, provocando irritación y tos. Estos efectos son reversibles y breves.
- Agentes incapacitantes: en este último grupo tenemos un éster conocido como agente BZ, este, al contrario que los agentes nerviosos, disminuye el efecto de la acetilcolina provocando falta de coordinación, confusión o alucinaciones
Control del uso de armas químicas
Para el control de este tipo de armas, el 29 de abril de 1997 entró en vigor la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ), el primer acuerdo multilateral de desarme del mundo, que contempla la eliminación de toda una categoría de armas de destrucción en masa en un plazo de tiempo estipulado. El acontecimiento
significó la culminación de muchos años de laboriosas negociaciones en la Conferencia de Desarme y en la Comisión Preparatoria, y el nacimiento de un régimen internacional de desarme químico liderado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ)
La Convención es un tratado internacional en el que se prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y el empleo de armas químicas, y se dispone además la destrucción de estas armas en un plazo de tiempo específico. La CAQ otorgó a la OPAQ el mandato de erradicar para siempre el flagelo de las armas químicas y de verificar la destrucción, en los plazos establecidos, de los arsenales de armas químicas declarados.
Esta Convención tiene carácter único, pues constituye el primer tratado multilateral destinado a prohibir toda una categoría de armas de destrucción en masa y a velar por la verificación internacional de su destrucción. Asimismo, se trata del primer tratado de desarme negociado en un marco completamente multilateral, en pro de una mayor transparencia y de su aplicación por igual en todos los Estados partes.
Protocolo de acción ante las armas químicas
Los protocolos de atención de urgencias ante ataques con agentes químicos buscan garantizar que las víctimas de estas agresiones reciban en cualquier institución de salud una atención oportuna, pertinente y con racionalidad científica; con el fin de lograr reducir el daño físico y mental y que se desarrollen las acciones que les garanticen el acceso a la justicia, protección y restablecimiento de los derechos afectados.
Las acciones generales de emergencia a implementar ante ataques de este tipo pueden resumirse en:
- Atención inmediata por los cuerpos de seguridad y rescate ante riesgo químico del estado (militar, policial, bomberos, protección civil y grupos de trabajo especialistas en el uso de agentes químicos), que permita identificar, aislar y disponer, de ser posible, la(s) sustancia(s) involucrada(s) en el hecho.
Atender a las víctimas del evento rápidamente y proceder trasladarlos a los centros de atención médica que permitan solventar el impacto físico y mental de los afectados. - Remediar de ser posible daños ambientales.
- Activar los procedimientos de búsqueda de los responsables del ataque, proceder a su captura para aplicar las sanciones correspondientes de acuerdo al marco legal del país
Informar oportunamente a la población acerca del evento.
Actualmente y gracias a los acuerdos alcanzados, es poco probable que se utilicen armas químicas en un contexto de guerra, pero existe el peligro de ataques terroristas con estas sustancias. Establecer líneas de acción, formación de técnicos y grupos especializados en el uso control y contención de sustancias químicas permite mitigar y disminuir el impacto físico y mental de estos posibles ataques.
En Venezuela, en el período octubre 2024 – enero 2025 el Instituto de Altos Estudios de Seguridad de la Nación (IAESEN) y el Centro de Estudios de Postgrados Estratégicos, de la Universidad Militar Bolivariana
(UMB), entes adscritos al Ministerio de la Defensa, dictaron el primer DIPLOMADO DEFENSA DE ARMAS QUÍMICAS BIOLÓGICAS, RADIACTIVAS Y NUCLEAR, donde participaron, entre otros, profesionales del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología de la nación.
El objetivo principal de la formación fue generar el primer protocolo de acción que los organismos de seguridad de la nación, centros de investigación, organismos de protección ciudadana y entidades estatales y regionales deberían seguir, de manera coordinada, en el momento que el país fuera afectado por el ataque con armas químicas, biológicas, radiactivas o nucleares. Los estudiantes formarían parte de un grupo de atención primaria, de ser necesario, desde el espacio de trabajo del que forman parte.
En una próxima entrega, se presentará el protocolo de acción ante las armas biológicas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[1] https://news.un.org/es/search/Armas Químicas
[2] James A. Romano, Jr. Brian J. Lukey Harry Salem Chemical Warfare Agents Chemistry, Pharmacology, Toxicology, and Therapeutics segunda edición. CRC Press Taylor and Francis Group (2008)