El 16 de Diciembre del 2024 se cumplen 25 años de la tragedia de Vargas. Lluvias extraordinarias y consecuentes aludes torrenciales ocurrieron en el estado Vargas en diciembre de 1999, que causaron el peor desastre de origen hidrometeorológico que haya ocurrido en nuestro país. (López, 2011). Los efectos de las lluvias sobre las cuencas de los ríos del estado Vargas, específicamente durante los días 14, 15 y 16 fueron las crecidas, los desbordamientos, olas gigantes y la habilidad de transportar sedimentos, rocas, árboles, viviendas, y lo más grave, seres humanos (Cárdenas, 2000; Govea, 2000; Herrera, 2000; Salcedo,2000). El evento está considerado como uno de los peores desastres naturales ocurridos en el país después del terremoto de 1812.
Las Imágenes de satélite junto a las inspecciones de campo muestran que la distribución espacial de los deslizamientos en las laderas montañosas, es consistente con la distribución de la tormenta observada por el satélite GOES, (Ver Fig.1) que indicó patrones de lluvia mayores en las partes de medias y bajas de las laderas de las cuencas hidrográficas. Además, en los tramos inferiores de las cuencas, el suelo y las rocas meteorizadas cubiertas de un pequeño manto de cobertura vegetal, fueron erosionados más fácilmente que las rocas duras (esquistos y gneises) de las partes altas. Estas últimas están protegidas por estratos arbóreos cuyas raíces ofrecen mayor estabilidad a las capas de suelos residuales y al macizo rocoso El Avila. El efecto combinado de la meteorización, la fracturación por tectónica y los movimientos sísmicos, han contribuido a la desestabilización rápida de las laderas, afectándolas con numerosas fallas y grietas, propiciando abundantes rocas fracturadas, sedimentos y suelos inestables, todo ello disponible para ser desalojado violentamente. Las lluvias extraordinarias de diciembre de 1999 aprovecharon este ambiente favorable y se activaron los procesos morfodinámicos para generar diferentes movimientos de masas y flujos de detritus, que al concentrarse en los lechos coluvie-aluviales se trasformaron en aludes torrenciales transportando millones de metros cúbicos de sedimentos a las secciones más bajas de las cuencas. Resumiendo, la cantidad de agua caída sobre la extensa superficie de la vertiente norte del cerro El Ávila, se desplazó aguas abajo a través de los distintos cursos de agua hacia al Litoral Central, generando las consecuencias ampliamente conocidas por todos. Tales amenazas naturales se tradujeron en riesgos socio-naturales afectando una población vulnerable generando consecuencias lamentables.
Fig. 1. Imágenes del satélite GOES del 16 de Diciembre de 1999 que muestran las perturbaciones atmosféricas reinantes en la Cordillera Central de Venezuela el día de la Tragedia de Vargas.
Fig 2. Vistas en 3D a partir del Modelo de Elevacion Digital del Terreno (MDT) donde se aprecian los abanicos aluviales y las cuencas de drenajes de la vertiente norte del Macizo de El Avila. Modelo construido con la informacion cartografica digitalizada a partir de cartas topograficas escala 1:25.000 de la Dirección de Cartografia Nacional (DCN), del año 1979 y ortofotomapas 1:25.000 del Servicio Autónomo de Geografia y Cartografia Nacional (SAGECAN), 1995, Caracas.
Fig. 3. Imagen de satélite tomada de CNES/Astriun y Digital Globe por Google Earth, 2015. Visualización general de la ocupación del uso del suelo por la infraestructura residencial desde las áreas planas de los abanicos aluviales, las gargantas de los cursos de agua hasta las laderas de piedemonte que limitan los valles. A) Punta Gorda. B) Maiquetía. C) La Guaira y D) Punta Mulatos.
La población ocupó las áreas de alto riesgo como cauces de ríos, llanuras de inundación, rellenos de cauces y áreas planas activas y peligrosas de los abanicos aluviales. Eventos similares a este fueron reportados en los años 1798 con la crecida de la Qda. Osorio, en 1951 con las Qdas Naiguatá y Osorio y más recientemente en el año 2005.
Fig. 4. Obras de infraestructura residencial afectada por la salida del flujo de detritus y la formación del abanico de explayamiento. Fuente: Smith, Lawson, US ACE; Paper: Wieczorek, G.F., Larsen, M.C., Eaton, L.S., Morgan, B.A. and Blair, J. L. – United States Geological Survey Open. 2011. U.S. Geological Survey Open File Report 01-144. [ Links ].
Los procesos morfohidrodinámicos funcionaron como lo han venido haciendo recurrentemente desde hace millones de años pero encontraron laderas y lechos aluviales con construcciones y obras de todo tipo, que representaron un obstáculo necesario de superar, lo cual desencadenó el desastre, que más que natural es socio-natural (Cárdenas,2000; Franceschi,2000; Rodríguez,2000). Los ríos de Vargas se convirtieron en verdaderos ríos de “barro” al cargarse sus aguas con abundantes sedimentos, procedentes de los aportes laterales aportados por las laderas y los vallecitos coluviales y del propio cauce. Esta mezcla de “agua-barro”, más densa que el agua, constituyó un flujo viscoso capaz de mover materiales muy pesados en flotación en los momentos de las crecidas mayores; a este tipo de transporte de sedimentos se le denomina flujo de detritos (Cárdenas, 2000; Grases, 2000; Salcedo, D., 2000; Singer, 2000).
Fig. 5. Imagen pancromática del 1999 que destaca en tonos claros la afectación del medio natural por el paso de los depósitos torrenciales sobre el fondo de las quebradas y hacia los abanicos aluviales. De izquierda a derecha los poblados de Macuto, Punta El Cojo, Camurí Chiquito, Puna El Caribe y Punta Cerro Grande. Fuente CPDI.
Fig. 6. Vista 3D.Los tonos claros en las laderas montañosas señalan algunos procesos morfodinámicos y en los fondos de los valles el transporte, los depósitos torrenciales y finalmente la acreción de la línea de playa. Fuente CPDI.
Fig. 7. Aun en el año 2004 se notaban las evidencias del paso del flujo detritus sobre el fondo de las quebradas y la afectación a las áreas urbanas. Fuente: Google Earth, Internet.
Fig.8. En tonos claros evidencias aun en el 2004 de la morfodinámica de laderas y del paso del flujo detritus sobre el fondo de las quebradas y la afectación a las áreas urbanas. Fuente: Google Earth, Internet.
Fig 9. Materiales abandonados por el flujo de detritus y daños a las áreas residenciales. Diario El Impulso. #FOTOS Tragedia de Vargas: Ed.15 Dic 2023.
La tragedia, en términos de pérdidas de vidas humanas y materiales, se produce por la incontrolada ocupación urbana de los abanicos aluviales, gargantas de las quebradas y laderas de los cerros circundantes, sin la existencia de obras de control de retencion de sedimentos, ni de sistemas de alerta temprana, que hubiesen podido avisar anticipadamente a la población para evacuar las zonas de peligro. Esto es el resultado de un desarrollo urbano no planificado donde la ignorancia, la falta de educación ambiental y, en resumen, la inexistencia de una cultura del riesgo en todos los niveles de la sociedad, jugó un papel preponderante para desencadenar el desastre. (Lopez 2011).
Fig 10 y 11. Diario El Impulso. #FOTOS de la Tragedia de Vargas: Ed. 15 Dic 2023.
A continuacion dos ejemplos de resultados del uso de nuevas geotecnologias para el desarrollo de aplicaciones para la mejor gestion del territorio.
Fig 12. Ejemplo de Mapa de Susceptibilidad final a los Deslizamientos de la microcuenca de drenaje de la quebrada Curucutí, estado Vargas, Venezuela, generado por a través del SIG. Fuente: Williams José Méndez Mata 2015. Mencionado por Batista y Bustos. 2018.
Fig. 13. Ejemplo de Mapa de Índices de Estabilidad de Taludes. Cuenca del rio Mamo y subcuenca de la quebrada El Tigre. Estado Vargas.2014. Elaborado a partir del uso del Módulo SinMap para el programa ArcGis. Fuente: Batista y Bustos. 2018.
CONCLUSIONES
La escasa cultura preventiva de la población incrementó los efectos adversos del desastre. La reocupación de zonas afectadas por los eventos de 1999 y 2005, los anunciados efectos potenciales del cambio climático y la rapidez con que se colmatan las presas de Vargas, sugieren que un nuevo desastre puede ocurrir en el litoral central.
Se debe implementar la obtencion de las bases de datos del estado La Guaira para alimentar un sistema de información geográfico (SIG) y luego ese gran volumen de información generada (mapas de amenaza y riesgo, datos hidrológicos, entre otros.) puedan descargarse o compartirse con todos los niveles locales y regionales de la población, autoridades y academia entre otros.
Imprescindible. Deben actualizarse los mapas de amenaza por inundaciones y aludes torrenciales que tomen en consideración las nuevas geotecnologías y las condiciones socio ambientales surgidas debido a las obras construidas para la mitigación del riesgo.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
- Arismendi, J., Salcedo R., Varela, D. (2006). Geomorfología actual y cobertura natural de la vertiente norte de la Cordillera de La Costa afectada por el evento hidrometeorológico de diciembre 99, a partir de la interpretación de imágenes de satélite. En: Los Aludes Torrenciales de Diciembre 1999 en Venezuela. José L. López y R. García (Editores), Instituto de Mecánica de Fluidos, Facultad de Ingeniería, UCV, pp. 157-169. [ Links ]
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Autores: José Arismendi y Walmore Vergara
Centro de Procesamiento Digital de Imagenes (CPDI).