Aún en 2024 los radiofármacos son un tema complejo, a pesar de haberse convertido en indispensables en la medicina moderna, son pocos los países en capacidad de producirlos, aunque parezca asombroso, se ingieren vía oral o endovenosa pequeñas cantidades de material radioactivo (de allí el prefijo radio) para diagnosticar un gran número de padecimientos: enfermedades coronarias, tumores, actividad cerebral etc. en una curiosa analogía operan como un “resaltador fluorescente”, el material radioactivo mezclado con un vehículo se adhiere por ejemplo a las células cancerosas y emite energía que es detectada por un sensores conocidos como gamma-cámara, generando imágenes que identifican de forma precisa los tumores, incluso aquellos de dimensiones milimétricas. Pero no solo se usan en diagnóstico, los radiofarmacos se usan también en el tratamiento del cáncer, hoy día es tratable la metástasis con un mecanismo similar en el cual la energía del elemento radioactivo adherido a la célula cancerosa se usa para destruir esta formación.
El pionero de estas tecnologías fue el húngaro George Hevesy, quien recibió en 1943 el premio Nobel en Química por el desarrollo de un método para estudiar organismos vivos mediante el rastreo de material radioactivo, desarrolló sus investigaciones en el Instituto Niels Bohr en Copenhaguen-Dinamarca, instituto con el cual contribuyó a su fundación en 1920 con el prominente físico judío Niels Bohr. George Hevesy fue pionero en el uso clínico de isótopos radioactivos, pero también estudió el efecto de los rayos X en la formación de ácido nucleico en tumores y en órganos sanos, y el transporte de hierro en organismos saludables y cancerosos. Es necesario recordar que ya para 1943 (momento del premio Nobel) se había conformado el funesto proyecto Manhattan, en donde el material radioactivo se estudiaba con fines muy diferentes a los desarrollados por Hevesy… la única científica que se había opuesto abiertamente a la iniciativa de construir una bomba fue Lise Meitner, le escribía a sus colegas y amigos: Einstein, Pauli, Heissenberg, Niels Bohr tratando de hacerles entrar en razón, para Lise la ciencia debía usarse para el bienestar de la humanidad y no para su destrucción, ella había debido escapar de la Alemania nazi en 1939 con la ayuda precisamente de Niels Bohr y su esposa, desde esa fecha estaba en el Instituto Nobel de Física Nuclear creado por Mane Siegbahn.
Lise Meitner venía ensayando bombardear con neutrones diferentes átomos, descubriendo así la formación de isótopos radioactivos, con su máximo descubrimiento en 1939 cuando demuestra la Fisión Nuclear, este descubrimiento le daría el apodo -QUE ODIABA- de “la madre de la bomba atómica”, mantendría experimentos que buscaban usos pacíficos de la energía nuclear hasta su jubilación en el Instituto Nobel de Física Nuclear creado y dirigido por Mane Siegbahn. Desarrolló trabajos en colaboración con decenas de científicos, incluido Hevesy.
Lo invisible comienza con la correlación de temas y fechas: según el Boletín de la Academia Nacional de la Historia (de Venezuela), Tomo LXXXV, N 339-340 pp 101-126, corría el año 1950, el médico venezolano Humberto Fernández-Morán publica en el “Acta Científica Venezolana” una propuesta para la creación de un instituto de investigaciones del cerebro, con mención específica al uso de isótopos radioactivos a estos propósitos, en 1951 eleva al gobierno nacional un documento titulado “Programa Funcional para un Instituto Venezolano de Neurología, Neuropsiquiatría e Investigaciones Cerebrales”, obra que consolidaría en 1954 con la inauguración del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales-IVNIC, un propósito claro:
“Actualmente se trabaja intensamente en la construcción del Centro de Investigaciones Nucleares que representa el principal proyecto del IVNIC. El núcleo de este centro estará constituido por un Reactor Nuclear de investigación con una capacidad de 5000 kilowatios, alrededor del cual se emplazarán los edificios para los laboratorios de Física Nuclear, Radiobiología, Radiogenética, Radioquímica y un departamento para tratamiento de tumores malignos del cerebro por terapia de captura de neutrones. Tras cuidadosos estudios geológicos y meteorológicos, realizados durante los últimos años, se ha seleccionado un sitio para ubicar el reactor que tiene un amplio radio de exclusión y responde a las estrictas normas de seguridad. Este reactor producirá flujos de neutrones de suficiente intensidad para permitir la realización de extensos programas de investigación que abarcan estudios por difracción de neutrones, producción de isótopos radioactivos, estudios radioquímicos, radiobiológicos y de radiogenética.”
Apenas había transcurrido una década desde las investigaciones de George Hevesy y ya en 1955 Venezuela contaba con un centro inaugurado y construido ¡con capacidad de generar radioisótopos!, debemos aclarar por las múltiples especulaciones que han circulado en 7 décadas, que el reactor nuclear es indispensable para la producción de los radioisótopos, como explica el propio Humberto en la cita de 1955 durante la sesión de Naciones Unidas para la creación de la Agencia Internacional de Energía Atómica, los haces de neutrones provenientes del reactor nuclear, tal y como había demostrado Lise Meitner son necesarios para bombardear y crear los elementos radioactivos, aunque en la propuesta del IVNIC los neutrones se usarían también en otra novedosa terapia contra el cáncer: la captura de neutrones, un isótopo estable se inyecta al paciente y funciona como “un imán” para atraer los neutrones en lugares específicos del cerebro.
¿Cómo sería posible tal nivel de vanguardia tecnológica?, es que nuestro Humberto en esos años se encontraba en Suecia desde 1946, estudiando tumores cerebrales en el instituto Karolinska, con el Dr. Herber Olivecrona pionero europeo de la neurocirugía, pero también el joven Venezolano compartía el tiempo trabajando en el Instituto Nobel de Física Nuclear bajo la supervisión de Mane Siegbahn, donde estaba Lise Meitner, la misma que en 1946 había recibido el reconocimiento a “la científica del año” por haber sido la única que alzó su voz en contra de los usos bélicos de la tecnología. El Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales IVNIC creado por Humberto Fernández-Morán sería el primer centro dedicado enteramente a usos pacíficos de la energía nuclear para diagnosticar y tratar las enfermedades cerebrales, sede del primer congreso MUNDIAL de investigaciones cerebrales y neurológicas, financiado por la fundación Nobel.
A estas alturas resulta absurdo negar el encuentro de nuestro Humberto con Albert Einstein, siendo esa la única vía posible para haber entrado en la más alta esfera del desarrollo de la biofísica mundial, el prominente físico alemán le recomendó ir a Suecia en función de los intereses del joven maracucho: la física de la mente humana, específicamente Einstein le habría recomendado: “con mi amigo Niels Bohr” tal y como relata en la entrevista realizada en 1945 y que se publicara en 1979 con motivo del centenario del nacimiento de Albert Einstein.
Doctora. Gloria Carvalho
Secretaria Ejecutiva del Polo Científico Venezolano.
Oficial de Enlace de la República Bolivariana de Venezuela ante la Organismo Internacional de Energía.