Este parecerá un relato ficticio por la “magia” que lo envuelve, en cambio es completamente histórico, documentado, seguramente intencionalmente invisibilizado…Y es que el destino se encargaría de asegurarse la supervivencia del estirpe Bolivariano y Patriota en Venezuela. Relataremos las historias y el encuetro de dos de los descendientes del legado de José Gregorio Hernández, y no por santo, sino por médico microscopista comprometido con su pueblo. Hace 100 años, en 1924 en La Cañada, “la Tierra del Fuego”, estado Zulia nacía el 18 de Febrero Humberto Fernández-Morán y el 13 de diciembre del mismo año Américo Negrette. En condiciones muy discimiles, uno de familia acomodada, el otro en un barrio pobre, sin saberlo, les uniría la pasión por el estudio del cerebro, la microscopía electrónica, el estudio de los virus y el compromiso con su pueblo, ambos profesores apasionados, fundadores de espacios de investigación, quienes se conocerían personalmente en 1983. Para Américo, Humberto era su ídolo, el ejemplo a seguir, la sorpresa será que Humberto descubrirá que la misma semilla que él había sembrado en 1954 con la creación del IVNIC, otro cañadero la había sembrado en el Zulia en 1959, con además grandiosos aportes a la humanidad, tan maravilloso sería aquel encuentro, que HFM rompería la estructura alemana de estrictos horarios que había cultivado por más de 5 décadas, para deleitarse con los descubrimientos de aquel hombre, la admiración mutua sería motivación para el resto de sus vidas, tanto que en los relatos de los dos hombres se describe el episodio como “Un momento de Magia”.
Diametralmente opuestas fueron las historias de vida, una desde una posición acomodada que le permitiría estudiar en los centros de referencia mundial, otra en un barrio pobre tratando de sobrevivir, pero en ambos casos con la vocación de servir al prójimo. Ambos egresados de la UCV como médicos cirujanos: Humberto en 1945 a través de reválida de su título conseguido en Munich en medio de la Segunda Guerra Mundial. Américo, dirigente estudiantil, apasionado por la verdad, inició estudios en la Universidad de los Andes pero sus publicaciones que busacaban reivindicaciones estudiantiles en el periódico “Tribuna Universitaria” que el mismo dirigía, le obligarian a cambiar de casa de estudios para finalmente graduarse en la UCV en 1950. A Humberto le había despertado la pasión por los insectos, conocida como entomología médica, Karol Von Frisch (Premio Nóbel de Medicina), a Américo en cambio su profesor yaracuyano Felix Pifano fundador del Instituto de Medicina Tropical en Venezuela, para Américo, “Pifano encarnaba lo que yo pensaba que debía ser un profesor” y se refería a su vocación por atender comunidades desfavorecidas.
De inmediato Américo inició su trabajo rural, del cual nunca se alejaría durante su vida, inició en Palmarejo (1950-1952) un caserío de muy escasos recursos, tratando de ayudar a los enfermos graves que había identificado, los remite a Maracaibo pensando que allí conseguirían “facilidades terapéuticas”, tristemente descubre que “Sanidad no aceptaba tetánicos”, con su carácter intacto alza la voz en medios de comunicación ante estas injusticias, lo que le cuesta su traslado al Pueblo de San Francisco (1953 – 1959), donde con la misma vocación, recorre sus calles y atiende a sus habitantes como quien cuida a un hijo, descubre los mismos problemas sumados a la discriminación “Los ranchos forman un caserío dentro del mismo pueblo de San Francisco, a quien habita allí, no le dicen que es de San Francisco. Lo llaman “guajirero”, con un desprecio que arrastran desde la g hasta la o”.
Abrumado con la problemática y con la pasión por la investigación de los virus que le inculcó su profesor Pifano, en condiciones difíciles, “Como había muchos investigadores para pocos microscopios eléctrónicos, cada estudioso disponía de algunas horas (una o dos)”, comienza a documentar casos de mononucleosis infecciosa, que según sus estimaciones alacanzarían a mas de 50.000 personas para ese momento, así como también reporta la presencia anómala de patologías neurológicas infecciosas, resaltando el ocultamiento de esta información por parte de las autoridades sanitarias. En este mismo periodo de tiempo (1953-1958) Humberto ya con amplio curriculo de alto nivel, reconocido entre los neurologos mas destacados del planeta, fundaba el Instituto Venezolano de Investigaciones Neurológicas y Cerebrales -IVNIC convencido de la necesidad de profundizar en el país estudios y sobre todos curas a los problemas neurológicos y cerebrales. Pero tras la caida de Perez Jimenez en Enero de 1958 habría un vuelco a la historia.
Inicia la campaña de descrédito en contra de HFM, se ve forzado a salir el país y se designa una comisión para evaluar la pertinencia del recién creado IVNIC (1954), se decide suprimirlo para dar paso en febrero de 1959 al IVIC. Como si se tratase de una maldición profética en contra aquel veredicto de “necesidad de transformar el IVNIC”, apenas en Junio de ese mismo año se contaban por decenas los burros muertos en las zonas mas marginadas del Zulia, eran mas de 40 los reportes y 5 personas fallecidas, para el doctor Américo Negrette “Era Encefalitis Equina Venezolana, porque la encefalitis de San Luis no produce epizootias previas (no mata burros)”.
Hasta el Ministerio de Sanidad en Caracas fue a dar Americo Negrete para alertar sobre la preocupante situación, completamente ignorado y silenciado el Dr. Negrette, recibió incluso una Sanción Disciplinaria del Colegio de Médicos por “alarmista”, las autoridades declararon “Completa Normalidad”, pero su compromiso con la patria, con los mas pobres y su carácter ferreo no darían tregua a la desesperanza:
“Debía existir algún castigo, para los causantes de grandes estupideces irreparables. De todas maneras las pruebas eran para los demás. No para mi, burros muertos en La Guajira, casos de encefalitis humana irrefutables, en la Guaijira, en Maracaibo, en San Francisco, en forma epidémica, no podía dejar lugar a duda alguna”.
Decidio a cambiar el curso de la historia, Negrette también difamado como alarmista, irreverente y conflictivo, logra en ese mismo año que le cedan unos pequeños espacios que incluian parte de un baño en la Universidad del Zulia, para fundar el 4 de Diciembre de 1959 el Instituto de Investigaciones Clínicas, en donde rápidamente se publicarían valiosas investigaciones inéditas en el mundo sobre las enfermedades neurológicas evidenciadas en las comunidades pobres que recorria, la encefalitis Equina pero también el “Mal de Sambito” o Corea de Huntington como también se le conoce, lo que no sabía Negrette y le comunicaría el propio HFM 20 años despues, es que el libro que Américo escribió sobre Corea de Huntington en 1963 había traspasado fronteras y había revolucionado los estudios sobre esta enferemedad en el resto del mundo.
Y es que HFM en 1983 conocía de los descubrimientos sobre Corea de Huntington, pero no sabía hasta ese momento que estaba en frente del autor, y es que el destino no podía dejar ir a estos dos grandes científicos venezolanos sin que se conocieran… HFM olvidó sus estrictos horarios y se fue con Américo de inmediato al laboratorio, “Vio mio mis fotos de microscopía electrónica de glóbulos blancos en las enfermedades virales, me preguntó de todo, en un interrogatorio largo… llamó a mi secretaria y le dictó una carta en ingles para el Dr. Omen que, en ese entonces era asesor científico del presidente Carter”.
“Le obsequié mi libro de Corea y unos relatos cortos sobre nuestra pequeña y querida patria cañadera. Al día siguiente me llamó a las seis y media de la mañana para decirme: Mire Negrette, con su libro usted me tuvo despierto hasta las tres de la madrugada… espéreme ahora en la mañana en su laboratorio… se enteró de todo lo que hacíamos en el Instituto de Investigaciones Clínicas de la Facultad de Medicina”.
En su sencillez los dos hombres relatan la admiración al otro, la pasión y el impulso moral que significó ese encuentro que les daría fuerzas para seguir creando y sobre todo dejando un legado de amor por la ciencia a la juventud venezolana.
Doctora. Gloria Carvalho
Secretaria Ejecutiva del Polo Científico Venezolano
Oficial de Enlace de la República Bolivariana de Venezuela
ante la Organismo Internacional de Energía Atómica.