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Agua y Saneamiento rural: un derecho humano

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Autores: Neyla Camacho, Miriam Suárez, Bahan Ángel Fraile / FIIDT, CTM, Unidad de Química y Ambiente. 

 

En 2008, el 13% de la población a lo largo del planeta carecía de acceso al servicio de agua potable y más de 2,6 mil millones de personas no contaban con sistemas adecuados de recolección, manejo, disposición y tratamiento de sus aguas residuales o excretas (NU,201 1)

Como consecuencia de esta realidad, el 25 de septiembre de 2015 los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible, denominados los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). El objetivo 6 de los ODS está relacionado con Agua Limpia y Saneamiento y pretende resolver los problemas de la mala calidad del agua, el saneamiento inadecuado y la contaminación de los recursos hídricos causados por la falta de tratamiento de las aguas residuales de las poblaciones (CAF, 2020).

Figura 1. Objetivos de Desarrollo Sostenible (Fuente: NU,2020)

Sin embargo, hoy, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable, dos de cada cinco no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre. La pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia vital del saneamiento, la higiene y un acceso adecuado a agua limpia para prevenir y contener las enfermedades. La higiene de manos salva vidas, es una de las acciones más efectivas para reducir la propagación de patógenos y prevenir infecciones, incluido el virus COVID-19. Aun así, hay miles de millones de personas que carecen de acceso a agua salubre y saneamiento, y los fondos son insuficientes (NU, 2020).

En efecto, diversos estudios han demostrado la estrecha correlación existente entre la ausencia de lavado de manos luego de los “momentos críticos” y la mala salud de las personas. Los momentos críticos son después de usar el baño, después de cambiar pañales, antes de preparar los alimentos y antes de ingerir alimentos (Curtis y Cairncross, 2003).

¿Qué se puede hacer ante esta realidad? Uno de los requisitos fundamentales para que los países cumplan con sus metas de ampliar las coberturas con servicios de agua y saneamiento para el 2030, como se propone en los ODS, es el acceso a recursos financieros suficientes y oportunos, que puedan otorgar los estados nacionales y los organismos internacionales.

 Ese desafío incluye a la región de América Latina y el Caribe, donde en el área rural, en 2015, 18 millones de personas aún practicaban la defecación al aire libre y 8,5 millones de personas dependían de las aguas superficiales para beber (UNICEF y OMS, 2015). En el área rural de la región, además de ampliar la cobertura, se percibe la necesidad creciente de ampliar o renovar los sistemas existentes.

En consecuencia, las sociedades organizadas deben exigir que los Estados y Organismos Internacionales inviertan en proyectos de investigación y desarrollo de los recursos hídricos ligados con la calidad, continuidad y asequibilidad de los servicios de agua potable y saneamiento.  Los Estados deben adoptar nuevos modelos de proyectos que tengan en cuenta a la población dispersa y más vulnerable, las comunidades nativas y los hogares más pobres. Además, deben promover, como deber ciudadano, la protección de los recursos hídricos, el uso racional del agua, y, la contribución con la sostenibilidad de los servicios.

En la mayoría de países latinoamericanos existen Reglamentos y normas técnicas actualizados, para diseñar proyectos de sistemas de agua potable y de saneamiento, o disposición sanitaria de excretas en las comunidades rurales. Sin embargo, la implementación de una determinada tecnología, no debe ser una decisión exclusiva del diseñador del proyecto, sino que debe ser consultada o compartida con la comunidad o los usuarios finales para garantizar su sostenibilidad. La experiencia en comunidades rurales de América Latina ha demostrado que si en la etapa de diseño las alternativas tecnológicas de agua potable y saneamiento no son concertadas con la población hay una alta probabilidad de que esa comunidad no reciba, descuide o no use la infraestructura implementada (CAF, 2020).

Para la adopción de las tecnologías de estos proyectos se deben considerar:

  1. Tipo de fuentes de agua.
  2. Nivel de servicio de agua y saneamiento que pueda ser sostenible técnica y financieramente para las familias. 
  3. Adoptar mecanismos que aseguren un monitoreo permanente de las condiciones de saneamiento, de la higiene y del cambio de hábitos en las familias, al finalizar la ejecución de los proyectos, es decir, realizar seguimiento en la etapa posproyecto o posconstrucción (OPS, 2012).

Figura 1. Baño familiar en la Sierra de Perú (Fuente: CAF, 2020)

Para que los Estados desarrollen proyectos de inversión en agua y saneamiento rural que cumplan sus metas, además de políticas públicas eficientes es fundamental contar con capacidad institucional y recursos humanos competentes y comprometidos con las estrategias del proyecto que consideren la demanda comunitaria y adopten prácticas de transparencia.

En los países de Latinoamérica y el Caribe, en la provisión de los servicios de agua y saneamiento históricamente no ha existido una definición clara entre las responsabilidades a nivel municipal y a nivel central. Sin embargo, en las últimas décadas, se reconoce y se ha promovido el papel fundamental que deben desempeñar los gobiernos locales en la sostenibilidad de los servicios de agua y saneamiento rural. Los Municipios deben participar en todo el ciclo de un proyecto, pero con mayores responsabilidades en la fase de posconstrucción, brindando asistencia técnica a los operadores comunitarios y realizando las inversiones necesarias para rehabilitar la infraestructura.  Pero para que los gobiernos locales puedan asumir estas responsabilidades deben tener un mayor apoyo de recursos financieros y humanos del gobierno central (CAF, 2020).

En este seguimiento en la etapa posproyecto para el agua y el saneamiento rural, en las últimas décadas se han establecido conceptos y herramientas de desarrollo comunitario. El objetivo de este desarrollo es establecer “las bases de la sostenibilidad en la prestación de los servicios de agua y saneamiento, a través de un proceso participativo y planificado para la toma de decisiones que articulen el desarrollo y la gestión comunitaria de los servicios de agua y saneamiento con el organismo municipal encargado, la educación sanitaria y ambiental, la higiene y la salud” (Bolivia, 2008). De manera específica se propone:

  • Fortalecer y mejorar la calidad de vida de las familias rurales mediante el acceso a agua potable y a saneamiento de calidad y sostenible.
  • Contribuir a la adopción de hábitos de higiene, mejorando el comportamiento saludable de hombres, mujeres y niños en la comunidad y la escuela rural.
  • Garantizar el adecuado uso y mantenimiento de los servicios de agua potable y el saneamiento in situ.
  • Proteger y preservar los recursos hídricos, especialmente las fuentes de agua, y el cuidado del medio ambiente.
  • Promover la participación comunitaria, respetando los valores y la cultura de la población, para empoderarla en la gestión de su propio desarrollo local y la lucha contra la pobreza (CAF, 2020).

Pero en algunos países de América Latina y el Caribe, se encuentra resistencia para la adopción de nuevos enfoques y metodologías de trabajo, y se mantienen sistemas tradicionales ineficientes que no garantizan el derecho humano al agua y saneamiento rural. La tendencia de estos países es la gestión centralizada de los sistemas desarrollados; restringiendo tareas, responsabilidades y el empoderamiento de los municipios y comunidades.

En Venezuela para el año 2004 la cobertura del servicio de agua potable en zonas rurales era del 48% (Bausson,2019); y una de las poblaciones desatendidas en cuanto a suministro de agua potable son los indígenas de la etnia Warao en el estado Delta Amacuro de Venezuela, quienes, según índices de morbilidad aportados por el Ministerio del Poder Popular para la Salud, presentan entre sus principales causas de muerte infantil las enfermedades gastrointestinales de origen hídrico. Estas comunidades se encuentran alejadas de los centros poblados y para cubrir las necesidades de agua de consumo y de aseo usan el río Orinoco, el cual no cumple con los requerimientos exigidos por las normas venezolanas de calidad del agua potable. Para mejorar las condiciones sanitarias y garantizar un ambiente sano en estas comunidades la Fundación Instituto de Ingeniería para Investigación y Desarrollo Tecnológico (FIIDT), desde el 2006 y hasta el 2014, desarrolló un proyecto denominado “PROGRAMA DE GESTIÓN Y MEJORAMIENTO AMBIENTAL EN COMUNIDADES DEL DELTA DEL ORINOCO”, que en uno de sus componentes contempló el diseño, la construcción e instalación de sistemas de potabilización de agua, así como de un sistema de distribución para comunidades de hasta 100 habitantes.

Se atendieron las necesidades de agua potable y organización comunitaria de poblaciones indígenas ubicadas en el Municipio Antonio Díaz, del Estado Delta Amacuro; donde se instalaron sistemas de potabilización simplificados, sencillos, de fácil operación y mantenimiento, adaptados a las condiciones socio-culturales y ambientales de los pobladores, promoviendo de esta forma la participación ciudadana y el disfrute de los derechos sociales de forma equitativa. El funcionamiento de la planta de potabilización puede ser manual o automatizado (energía eléctrica proporcionada por paneles solares en la etapa de succión y en el proceso coagulación-floculación) y la circulación del agua entre las unidades es realizado, en su mayoría, por gravedad.

Figura 2. Planta de Potabilización para comunidades Warao, de hasta 100 habitantes, con funcionamiento dual diseñada por la FIIDT

Para realizar la transferencia tecnológica a las comunidades indígenas beneficiarias de la planta de potabilización y asegurar la disminución de la incidencia de enfermedades de origen hídrico en niños y adultos se realizaron actividades de diagnóstico sociocultural, cursos de capacitación en operación y mantenimiento de la planta y manejo de sustancias químicas, así como charlas de buen uso y gestión del agua potable para la incorporación de la variable agua potable en la vida cotidiana del Warao. Estas actividades se realizaron desde el inicio de la ejecución del proyecto hasta la etapa posconstrucción, lamentablemente a partir 2014 fue difícil acceder a las comunidades por problemas de transporte y seguridad (Camacho et. al, 2015).

Figura 2. Tanques unifamiliares instalados en cada Janoko (palafito)

                                                                                                   para permitir el acceso al agua potable a cada familia

De manera que, para garantizar el derecho humano fundamental de agua y saneamiento rural y alcanzar el ODS 6, es fundamental romper paradigmas y trabajar de la mano con las comunidades, evaluando alternativas técnicas idóneas según el tipo de agua y las condiciones socio-culturales de las poblaciones, además de contar con financiamiento de Estados y/o Organismos internacionales.

Referencias

  1. Bausson, N., (2019). Sector de Agua Potable y Saneamiento. En: https://transparencia.org.ve /project/epe-ii-estudios-sector-agua/agua-2/ , (consultada el  03/09/2020)
  2. Bolivia, Ministerio del Agua (2008). Guía de desarrollo comunitario en proyectos de agua y saneamiento. En:  http://www.anesapa.org/wp-content/uploads/2014/12/GUIA3.pdf , (consultada el 03/09/2020)
  3. CAF, Banco de Desarrollo de América Latina (2020). ¿Cómo desarrollar sistemas sostenibles de agua y saneamiento rural? Nociones básicas y casos prácticos (curso). En: https://miriadax.net/web/ como-desarrollar-sistemas-sostenibles-de-agua-y-saneamiento-rural-2-edicion/inicio, (consultada el 31/08/2020)
  4. Camacho, N.; Expósito, N; y Álvarez, A. (2015) Programa de gestión y mejoramiento ambiental en comunidades del Delta del Orinoco. Informe de actividades realizadas en el marco del convenio firmado por Total Venezuela S. A., Fundación Instituto de Ingeniería, Caracas.
  5. Curtis, V. y Cairncross, S. (2003). Efecto de lavarse las manos con jabón sobre el riesgo de diarrea en la comunidad: una revisión sistemática. The Lancet Infectious Diseases, 3, 275-281.
  6. OPS, Organización Panamericana de la Salud. (2012). Planificación en saneamiento básico. En OPS, Agua y saneamiento: en la búsqueda de nuevos paradigmas para las Américas. Washington, D.C.: Organización Panamericana de la Salud (OPS). En:  https://iris.paho.org/handle/10665.2/51544,  (consultada el 03/09/2020)
  7. UN, Naciones Unidas (2011). Objetivos de Desarrollo del Milenio. Informe 2011. En: http://www.onu.cl/es/wp-content/uploads/2011/05/INFORME-ODM-2011.pdf, (consultada el 03/09/2020)
  8. UN, Naciones Unidas (2020). Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos. En: https://www.un.org/sustainabledevelopment/ es/water-and-sanitation/, (consultada el 03/09/2020)
  9. UNICEF y OMS (2015). Desigualdades en materia de saneamiento y agua potable en América Latina y el Caribe. En: https://www.unicef.org/lac/media/1496/file, (consultada el 03/09/2020)

 

Contacto: nccamacho@gmail.com, miriam959@gmail.com y fraile.ctm@gmail.com

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