Cada 29 de octubre, Venezuela celebra el Día Nacional de la Semilla Campesina, una fecha dedicada a la defensa de las semillas autóctonas como patrimonio natural y cultural, y como expresión de soberanía alimentaria.
Esta celebración tiene sus raíces en el año 2005, cuando en el caserío Monte Carmelo, ubicado en el municipio Andrés Eloy Blanco del estado Lara, los pobladores y trabajadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) se reunieron con el objetivo de rescatar las semillas tradicionales.
Desde entonces, esta fecha simboliza el derecho a conservar, intercambiar y multiplicar las semillas autóctonas, protegidas por agricultores, estudiantes y movimientos sociales, con el fin de preservar la biodiversidad ancestral que vive en cada cultivo y la identidad cultural venezolana.
El Gobierno Bolivariano, comprometido con el desarrollo agrícola sostenible y la protección de las semillas campesinas como patrimonio cultural y estratégico de la nación, ha implementado políticas para su protección y preservación, asegurando la producción de alimentos sanos para el pueblo.
Entre estas políticas destaca la Ley de Semillas, promulgada el 28 de diciembre de 2015, que busca preservar, proteger y garantizar la producción, multiplicación, conservación, libre circulación y uso de estos rubros, así como promover la investigación, innovación, distribución e intercambio de las mismas.
Ciencia y tecnología para la preservación de las semillas
Desde el Mincyt, a través de la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Codecyt), se han implementado técnicas biotecnológicas avanzadas para la producción de semillas de papa y otros cultivos estratégicos. Estas iniciativas no solo buscan mejorar la calidad genética de las semillas, sino también hacer accesibles estas tecnologías a los productores semilleristas a nivel nacional.
A través de la Alianza Científico-Campesina, se ha promovido el uso de tecnologías apropiables que permiten a los agricultores mejorar sus prácticas de cultivo y aumentar la producción de semillas de alta calidad.
Este esfuerzo conjunto ha resultado en un incremento significativo en la producción de semillas biotecnológicas como ajo, papa, café, fresa, batata, ñame, ají y semilla de papa por sistemas aeropónicos, que hoy se encuentran en las mesas de los venezolanos.
La Alianza Científico-Campesina ha consolidado en más de 20 estados del país el arraigo por la semilla autóctona y el espíritu protector en la batalla por la conservación, respeto y transferencia de conocimientos ancestrales.
Otra de las acciones gestionadas por el Gobierno Bolivariano, a través del Mincyt, es la formación educativa de hombres, mujeres y jóvenes que dedican su vida a labrar el suelo nacional. Con esta iniciativa, se realizan talleres y cursos vinculados a los aportes de la ciencia y la tecnología, para ampliar las capacidades productivas en todo el territorio nacional.
Asimismo, a través del Programa Nacional Semilleros Científicos, también se fomenta en los niños y niñas del país el intercambio de saberes sobre las variedades de semillas autóctonas, a fin de preparar a una generación de relevo comprometida con la soberanía alimentaria de Venezuela.
Fuente: https://tinyurl.com/4ct5r6jp