Mientras los robots tradicionales de metal rígido dominan la imaginación popular, una nueva generación de máquinas flexibles y adaptables está ganando terreno: la robótica blanda (soft robotics). Inspirados en pulpos, gusanos y medusas, estos robots prometen revolucionar campos como la medicina, la exploración submarina y hasta la asistencia personal.
¿Qué es la robótica blanda?
A diferencia de los robots convencionales, fabricados con metales y motores, los robots blandos están hechos de materiales flexibles como hidrogeles, silicona o polímeros inteligentes. Su diseño imita estructuras biológicas, lo que les permite:
- Adaptarse a entornos complejos (ej.: escombros en rescates).
- Interactuar con humanos de forma segura (sin riesgo de golpes o cortes).
- Realizar movimientos imposibles para máquinas rígidas (como estirarse o contraerse).
Aplicaciones clave en 2024
- Medicina mínimamente invasiva
- Ejemplo:Robots en forma de «micro peces» que navegan por el torrente sanguíneo para administrar fármacos o detectar tumores (proyectos del MIT y Harvard).
- Ventaja:Reducen la necesidad de cirugías tradicionales.
- Rescates en zonas de desastre
- Ejemplo: El robot «Octobot» (Universidad de California), capaz de arrastrarse por espacios estrechos bajo escombros.
- Exploración submarina y espacial
- Ejemplo: Robots con tentáculos para recolectar muestras en océanos profundos sin dañar corales (inspirados en estrellas de mar).
- Asistencia a personas con discapacidad
- Ejemplo:Exoesqueletos blandos para ayudar a pacientes con movilidad reducida (como el proyecto ReWalk).
A pesar de todo este potencial, la robótica blanda enfrente ciertos desafíos:
- Autonomía energética: Muchos dependen de cables externos por la dificultad de integrar baterías en materiales flexibles.
- Durabilidad: Los polímeros pueden degradarse con el tiempo o en entornos extremos.
- Fabricación a escala: Su producción aún es artesanal y costosa.

Autora: Valentina Uzcátegui
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