Nuestros cuerpos en un mundo acelerado

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La biología humana, desarrollada a lo largo de millones de años en entornos naturales, enfrenta un gran desafío en la actualidad, según un estudio de investigadores de las universidades de Zúrich y Loughborough.

Este trabajo, publicado en la revista Biological Reviews y citado por el portal National Geographic, señala que nuestro ritmo evolutivo es insuficiente para adaptarse a la rápida transformación del mundo moderno e industrializado, lo que genera problemas de salud y sociales que amenazan el bienestar general.

Los investigadores citan la famosa frase de Edward O. Wilson, quien destacó la desconexión entre nuestras emociones primitivas, las instituciones medievales y la tecnología avanzada.

A pesar de que Wilson no presenció el auge de la inteligencia artificial, su frase: “Tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología de dioses”, resuena en el contexto actual, donde la tecnología está transformando radicalmente nuestras vidas.

El doctor Colin Shaw, autor principal del estudio y codirector del grupo de investigación de Ecofisiología Evolutiva Humana de la Universidad de Zúrich, explica que el estrés que enfrentamos hoy es diferente al de nuestros ancestros.

En el pasado, el estrés era agudo y temporal, como el ataque de un depredador. Sin embargo, en la actualidad los factores estresantes son constantes y sutiles, como el tráfico y las demandas laborales, lo que provoca que nuestro organismo reaccione de manera inapropiada, activando diferentes mecanismos de defensa que generan un estrés crónico.

De acuerdo con el estudio, publicado el pasado 7 de noviembre, esto se debe a que hoy en día la mayoría de la población mundial reside en zonas urbanas altamente industrializadas. Estos nuevos hábitats humanos primarios difieren fundamentalmente de nuestros hábitats naturales ancestrales, creando nuevos desafíos ambientales y, al mismo tiempo, carecen de características naturales clave vinculadas a la salud.

Este estrés crónico está afectando la salud humana, lo que impacta el sistema inmunológico, generando graves consecuencias, como la reducción del recuento de espermatozoides, lo que desemboca en infertilidad. Además, también se ha registrado un aceleramiento del envejecimiento.

De acuerdo con el portal, hoy en día el 45 % de la población mundial vive en ciudades y se espera que, para 2050, lo haga el 66 %. Lo que representaría que cientos de millones de personas más estarían expuestas a sus riesgos.

Ante esta situación, los investigadores enfatizan la necesidad de comprender mejor estos riesgos y buscar nuevas estrategias para mitigarlos.

Esto implica una reevaluación de nuestra relación con la naturaleza y los entornos urbanos, así como la identificación de estímulos específicos que impactan la salud, para desarrollar políticas adecuadas para quienes viven en grandes ciudades.

Desde Venezuela, el presidente Nicolás Maduro nos ha orientado a construir una sociedad más humana, donde cada persona pueda desarrollarse plenamente en un entorno que valore tanto la productividad como la recreación y la creatividad.

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