Si los superhéroes llevaran capa en el mundo natural, los hongos serían los primeros en lucirla. No tienen músculos de acero ni rayos láser en los ojos, pero sostienen la vida del planeta con una discreción digna de un ninja. Están en el suelo, en el aire, en los alimentos y hasta en nuestro propio cuerpo. Y aunque no siempre los vemos, están trabajando sin parar para que la Tierra no se convierta en un basurero cósmico.
Los hongos forman un reino biológico independiente, distinto de plantas y animales. Durante mucho tiempo fueron confundidos con vegetales por su aspecto inmóvil, pero la biología moderna reveló que tienen más parentesco con los animales que con los árboles. Y la sorpresa no acaba ahí: de los aproximadamente 6 millones de especies estimadas, apenas hemos descrito unas 150 mil. Es decir, conocemos solo la punta de un iceberg que puede ser más grande que la Antártida.
Entre sus superpoderes destaca su capacidad para descomponer materia orgánica. Gracias a ellos, las hojas caídas, troncos muertos o restos animales no se acumulan eternamente, sino que se transforman en nutrientes que regresan al suelo. Sin este ciclo, la vida terrestre colapsaría como una computadora sin reinicio.
Además, algunos hongos producen compuestos químicos que usamos como medicamentos. El ejemplo más famoso es la penicilina, que revolucionó la medicina y salvó millones de vidas. Todo gracias a un hongo con un talento inesperado. Y pensar que todavía quedan miles de especies por descubrir con potencial terapéutico.
Hongos y plantas: una alianza milenaria
Si creías que los árboles eran autosuficientes, los hongos se ríen en secreto. La mayoría de las plantas mantienen una relación simbiótica con ellos a través de estructuras llamadas micorrizas. En este pacto, los hongos les ayudan a absorber nutrientes del suelo y, a cambio, reciben azúcares producidos por la fotosíntesis. Es una especie de trueque biológico que ha funcionado durante 400 millones de años.
Sin esta alianza, muchos bosques no existirían. Los hongos actúan como redes de internet subterráneas, conectando raíces de distintos árboles y facilitando el intercambio de nutrientes.
Los hongos como guardianes del reciclaje
Sin los hongos, la Tierra estaría cubierta por capas de basura biológica. Imagina un planeta donde cada hoja caída desde hace milenios aún permaneciera en el suelo, acumulándose como montañas de papel arrugado. Ese mundo distópico lo evitan los hongos con su habilidad para descomponer lignina y celulosa, materiales resistentes presentes en plantas y madera.
Su función recicladora no se limita a los bosques. En la agricultura, ciertos hongos ayudan a mejorar la fertilidad del suelo y reducen la necesidad de fertilizantes artificiales. Además, algunas especies pueden degradar contaminantes como hidrocarburos o pesticidas, abriendo paso a la llamada micorremediación.
También encontramos hongos en lugares extremos. Desde cuevas radiactivas en Chernóbil hasta la Antártida, donde sobreviven en temperaturas bajo cero. Estos organismos parecen tener manuales de supervivencia más completos que cualquier guía de “prepper”. Y lo más sorprendente: algunos investigadores estudian su uso en misiones espaciales, ya que podrían ayudar a reciclar desechos y producir oxígeno en colonias futuras en Marte.
El hongo no es solo un agente de descomposición, es un sistema de reciclaje planetario. Su papel es tan esencial que, sin ellos, los ecosistemas colapsaría en cuestión de décadas
Hongos en la cultura y la mente humana
Además de su importancia ecológica, los hongos han sido parte de la cultura humana desde tiempos ancestrales. Civilizaciones mesoamericanas como los mayas y aztecas usaban hongos alucinógenos en rituales religiosos. Los consideraban una vía de comunicación con lo divino, una especie de “antena cósmica” para conectarse con otras dimensiones.
En la actualidad, la ciencia está redescubriendo el potencial de ciertos compuestos fúngicos como la psilocibina, que se investiga en tratamientos para depresión, ansiedad y estrés postraumático. Lo que antes se veía solo como una experiencia psicodélica ahora se explora en clínicas y laboratorios con protocolos rigurosos.
La influencia de los hongos también aparece en la literatura y el arte. Desde los cuentos de hadas donde aparecen honguitos mágicos, hasta las obras de ciencia ficción que imaginan futuros colonizados por esporas inteligentes. Los hongos han nutrido el imaginario humano con símbolos de misterio, poder y transformación.
El futuro fúngico: aliados para sobrevivir
El interés científico por los hongos está creciendo a un ritmo acelerado. Investigaciones actuales exploran su potencial para crear materiales sostenibles, como bioplásticos, cuero vegano a partir de micelio y hasta estructuras de construcción que podrían reemplazar al concreto. Imaginar casas hechas con hongos ya no suena tan descabellado.
En el campo de la alimentación, el micelio se está utilizando para desarrollar proteínas alternativas, una opción clave frente al impacto ambiental de la ganadería. Empresas emergentes ya producen hamburguesas y nuggets a base de hongos que no tienen nada que envidiar a la carne tradicional.
Los hongos también podrían ser aliados contra el cambio climático. Algunas especies almacenan grandes cantidades de carbono en el suelo, actuando como sumideros naturales. De hecho, investigaciones sugieren que proteger los ecosistemas fúngicos puede ser tan importante como conservar bosques enteros.
Fuente:
https://www.ecologistasenaccion.org/19972/la-importancia-de-los-hongos/
https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2023/04/cual-es-la-importancia-de-los-hongos-para-el-planeta-tierra
https://www.portalambiental.com.mx/sabias-que/20230630/los-hongos-del-suelo-claves-en-la-captura-de-las-emisiones-de-dioxido-de-carbono


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