Las cianobacterias, como hemos mencionado con anterioridad, son microorganismos fotosintéticos esenciales para la vida en la Tierra, con una diversidad que va más allá de su coloración verdeazulada.
Comprender sus tipos específicos y las condiciones que desencadenan la producción de cianotoxinas es crucial para la salud de los ecosistemas acuáticos y la seguridad pública.
Dentro de este vasto grupo, algunos géneros son particularmente relevantes, como los Microcystis, conocidos por formar floraciones en aguas dulces eutrofizadas y por su capacidad de producir microcistinas, un grupo de potentes hepatotoxinas. La concentración a la que estas toxinas representan un riesgo varía según las directrices, pero umbrales comunes para la microcistina-LR en agua potable se sitúan alrededor de 1 microgramo por litro (µg/L) según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se encuentra además la Anabaena, que, al igual el Microcystis, puede formar floraciones y es conocido por producir anatoxina-a, una neurotoxina, y saxitoxinas, otro grupo de neurotoxinas, y el más común, Planktothrix, encontrado mayormente en lagos y embalses, este género filamentoso es otro productor importante de microcistinas, contribuyendo a los riesgos asociados con las floraciones.
Su investigación es clave para abordar este tema, por tanto, científicos e investigadores de diversos entes del Mincyt participan en el curso “Capacitación para la detección y cuantificación de cianobacterias y cianotoxinas en cuerpos de agua empleando PCR de punto final y RT-qPCR” en el Polo Científico Tecnológico Venezolano, en Sartenejas, estado Miranda, fortaleciendo las capacidades nacionales en esta área para el bien de la salud pública.
Fuente: Prensa FIIIDT
