El doctor Humberto Fernández-Morán siempre fue un ejemplo a seguir para el desarrollo de la ciencia, el conocimiento y la innovación en Venezuela y el mundo.
Nos dejó un 17 de marzo de 1999, pero su legado, su talento y su visión de un mundo donde la ciencia fuese el pilar para el desarrollo de las naciones, quedó intacto.
Nuestro científico venezolano es conocido por su más grande creación: la cuchilla de diamante, desarrollada con diamantes de Amazonas, pero este solo fue uno de sus tantos aportes en una vida llena de descubrimientos.
El ultramicrótomo también fue desarrollado por él, abriendo paso a una nueva era de la microscopía electrónica, cuyos aportes fueron y siguen siendo fundamentales para el desarrollo de campos como la biología celular, la neurociencia y la medicina.
Por sus grandes innovaciones fue galardonado con la Medalla John Scott, siendo el único venezolano y latinoamericano en recibir este reconocimiento.
Todos sus conocimientos los trajo a Venezuela y su visión científica lo llevó a fundar el primer instituto de investigaciones en Venezuela: El Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), actual IVIC, donde reposa, además, el primer reactor nuclear de investigación en la región, porque para Humberto Fernández-Morán siempre fue importante el desarrollo de herramientas científicas que fuesen usadas para fines pacíficos.
Gracias al presidente @NicolasMaduroMoros que, a 26 años de su siembra, se cumple la última voluntad del pueblo venezolano de que sus restos reposen en el Panteón Nacional.
Cada día, la comunidad científica nacional reivindica al venezolano más importante del siglo XX, quien apostó por una ciencia abierta al servicio del pueblo.