Científico crea vida sintética capaz de imitar a sistemas orgánicos

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El investigador en la Universidad de Harvard, Juan Pérez Mercader, desarrolla sistemas sintéticos capaces de reproducir las mismas propiedades de la vida natural, lo que permitiría la investigación en aplicaciones para crear tejidos artificiales sin un origen biológico. Estos organismos son capaces de gestionar información, generar moléculas más complejas e incluso reproducirse y evolucionar.

Su hallazgo, descrito en un artículo, supone un hito en materia de biología sintética y nuevos materiales, y abre la puerta, entre otros, al desarrollo de aplicaciones para crear vida artificial que imite a los sistemas vivos sin recurrir a ellos.

 “Hemos mostrado cómo se pueden generar sistemas totalmente sintéticos en un medio acuoso, cuyas moléculas de partida son independientes de la bioquímica, no tienen relación con los de la vida natural, pero que, cuando los hacemos reaccionar químicamente mediante luz, generan nuevas moléculas que se autoensamblan dando lugar a sistemas microscópicos que imitan a los sistemas vivos”, explica Pérez Mercader.

Al partir de un pequeño grupo de siete u ocho moléculas simples e independientes de la bioquímica en solución acuosa, el investigador y su equipo han conseguido que se den las características de un sistema vivo natural: la capacidad de gestionar información, metabolizar (generar moléculas complejas a partir de moléculas simples), reproducirse y evolucionar. “Hemos llegado a eso mediante técnicas experimentales complejas”, señala.

Las nuevas células surgidas en ese proceso reproductivo maduran y siguen el mismo ciclo hasta acabar produciendo a una tercera generación

Él y su equipo parten de una solución acuosa de moléculas simples de menos de cinco nanómetros, a las que aplican luz para iniciar un proceso de metabolismo similar al que ocurre en la vida natural. A continuación, esas moléculas se autoensamblan en estructuras celulares semiporosas que se acaban degradando bajo la luz y en ese proceso se reproducen en forma de esporas, generando una segunda generación de moléculas.

Las nuevas células surgidas en ese proceso reproductivo maduran y siguen el mismo ciclo hasta acabar produciendo a una tercera generación. Y así sucesivamente a partir de las primeras moléculas simples, según se detalla en el artículo.

“Logramos que sistemas sencillos y pequeños, en presencia de luz y comida proveniente del ambiente inicial, se reproduzcan por esporas, expulsando moléculas sueltas que vuelven al medio y empiezan a encontrarse con otras allí y con luz, e inician un nuevo ciclo”, indica el investigador.

Fuente: VTV/MQ/CP

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