La leche materna, fundamental para el desarrollo infantil, actúa como el primer probiótico natural. Según el microbiólogo Ignacio López-Goñi, no es estéril: al amamantar, la madre transmite hasta un 30% de sus bacterias intestinales al bebé.
Una de estas bacterias es Akkermansia muciniphila, una bacteria anaerobia gramnegativa que coloniza la mucosa intestinal. Los bebés amamantados desarrollan una microbiota enriquecida en Bifidobacterias y Lactobacilos, mientras que los alimentados con fórmula tienen una comunidad bacteriana más diversa pero con mayor presencia de bacterias como E. coli o Clostridium.
La leche materna también alimenta la microbiota del bebé mediante oligosacáridos. Estas moléculas:
· Aumentan la población de Bifidobacterias.
· Actúan como antiadhesivos, previniendo que patógenos se adhieran al intestino, lo que reduce el riesgo de infecciones, diarreas e inflamaciones.
Beneficios de la Akkermansia:
· Produce ácidos grasos de cadena corta.
· Aumenta el grosor de la mucosa intestinal, mejorando la función de barrera.
· Tiene un efecto antiinflamatorio.
· Su abundancia se asocia con un intestino sano.
· Su carencia se relaciona con enfermedades como colitis, Crohn, obesidad, diabetes, Parkinson y otras afecciones.
Descubierta en 2004, esta bacteria está presente en el intestino humano desde la infancia hasta la vejez. Desde 2021, está aprobada en Europa como alimento (bacteria pasteurizada, no viva), y se continúa investigando sus mecanismos y beneficios.
Cuidar la microbiota es esencial para la salud integral. En Venezuela, la promoción de la lactancia materna, cómo el primer alimento para los niños y niñas, es una política del Gobierno Bolivariano.
Fuente: https://t.me/rpnit