Científicos revelan conexión entre la genética y el comportamiento social en autismo

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Investigadores del Instituto de Neurociencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la Universidad Miguel Hernández, ambas instituciones de España, presentaron un estudio donde revelan por primera vez el mecanismo que vincula una mutación genética asociada al autismo con alteraciones en la conducta social.

Esta investigación, reseñada por el portal oficial del CSIC y enmarcada dentro del proyecto europeo MotivatedBehaviors, busca profundizar el papel del septum lateral del cerebro en la regulación de los cambios que se producen en trastornos relacionados con déficits en el comportamiento social.

Para este estudio, por ejemplo, los científicos emplearon un modelo de ratón portador de la mutación del gen Shank3.

Gracias a este modelo, los expertos encontraron que la vasopresina, una hormona clave para las interacciones sociales, no logra liberarse adecuadamente en el septum lateral del cerebro, una pequeña región que forma parte del sistema límbico. Este déficit impacta negativamente en la sociabilidad y fomenta alteraciones en la agresividad social.

Según los hallazgos publicados en Nature Communications y destacados por el CSIC, la regulación de los comportamientos sociales depende de la correcta liberación de vasopresina en esta área específica del cerebro.

Los investigadores observaron que los ratones con la mutación mostraban una reducción en las neuronas capaces de producir vasopresina. Esta disminución explica su menor inclinación hacia conductas sociables y una agresividad defensiva amplificada.

Además, identificaron que la vasopresina ejerce su efecto a través de dos receptores distintos: el AVPR1a, encargado de mantener la sociabilidad, y el AVPR1b, relacionado con la regulación de la agresión social.

Manipulando ambos receptores, lograron mejorar las interacciones sociales sin incrementar la agresividad, un descubrimiento que abre nuevas posibilidades para enfoques terapéuticos futuros.

«Conseguimos mejorar la sociabilidad sin aumentar la agresividad, algo fundamental si pensamos en un futuro tratamiento», señala Félix Leroy parte del equipo investigador y citado por el portal científico.

Durante las investigaciones, el equipo también utilizó un nuevo biosensor de vasopresina para visualizar su liberación en tiempo real, confirmando que la alteración se limita a un circuito específico del cerebro.

Este nuevo biosensor fue desarrollado en colaboración con el laboratorio de Yulong Li de la Universidad de Beijing. Esta herramienta nunca había sido aplicada a esta hormona y permitió visualizar en tiempo real cómo se liberaba la vasopresina en el cerebro.

En el portal, se refiere que los resultados de esta investigación están protegidos por una solicitud de patente para desarrollar fármacos que activen selectivamente el receptor AVPR1a, con el objetivo de mejorar los déficits sociales en personas con autismo sin inducir efectos secundarios relacionados con la agresividad.

Aunque el estudio fue realizado exclusivamente en ratones machos debido a la mayor expresión del sistema vasopresina en ellos, se destaca que este hallazgo podría aportar claves sobre las diferencias sexuales y su relación con la prevalencia más elevada del autismo en varones.

Estos resultados abren la puerta a explorar tratamientos personalizados basados en dichas diferencias biológicas.

Fuente: https://t.me/rpnit

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