Científicos muestran desconfianza que genera la IA en la redacción en artículos

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Mil 600 científicos compartieron sus percepciones sobre las ventajas y las desventajas de la Inteligencia Artificial (IA), un panorama que se divide entre el entusiasmo y alarma.

«Más del 70% de los investigadores está de acuerdo en que las herramientas de IA serán muy útiles o esenciales en su campo en la próxima década», señala un estudio de Van Noorden & Perkel (2023) publicado en Nature.

Sobre los impactos positivos de la IA, las opciones presentadas en la encuesta con más porcentaje de ventajas son: que proporciona formas más rápidas de procesar datos (66%), acelera los cálculos (58%) y que ahorra tiempo o dinero a los investigadores (55%).

Seguidamente, las opciones fueron que automatiza la adquisición de datos, permite procesar nuevos tipos de datos, proporciona formas más rápidas de escribir código, responde a preguntas que de otro modo serían muy difíciles de resolver, optimiza las configuraciones experimentales para adquirir datos, realiza nuevos descubrimientos y genera nuevas hipótesis de investigación.

No todo es positivo, la investigación también reveló alarma. Los impactos negativos de la IA en la investigación, considerando los métodos de aprendizaje automático, incluyen: mayor dependencia del reconocimiento de patrones sin comprensión, sesgo o discriminación arraigados en los datos, facilitación del fraude, uso mal considerado que lleva a investigación irreproducible, exacerbación de los desequilibrios de poder y herramienta costosa o intensiva en energía.

En referencia a los problemas percibidos de la IA generativa en la investigación, entre el 66 y 68% teme que la inteligencia artificial facilite el plagio, prolifere desinformación e imprecisiones en textos de investigación.

También incluye la fabricación o falsificación de investigaciones, sesgos en las búsquedas de literatura, dificulta la evaluación del aprendizaje de los estudiantes, afianza el sesgo o las desigualdades en los textos de investigación, aumenta el consumo de energía y la huella de carbono de la investigación, además, se menciona que ChatGPT y AlphaFold son ejemplos de IA generativa ampliamente citados, pero también son los más temidos.

Entre los beneficios, en cambio, destacan la ayuda a quienes, por ejemplo, no tienen el inglés como primer idioma, facilita y acelera la programación, resumen de papers, ahorro de recursos y agiliza tareas administrativas.

Los datos extraídos de Van Noorden & Perkel dejan claro que aunque se genere el debate, su uso constante es minoritario.

La IA es reconocida como una herramienta revolucionaria dentro de la investigación científica. Ya los expertos pueden decodificar electrones, crear materiales y acelerar los ritmos de descubrimientos.

Estudios señalan que existen cinco áreas en las que la IA ya ha comenzado a marcar una diferencia tangible: salud, aceleración del conocimiento científico, astronomía, computación cuántica y energía, consolidándose como una aliada indispensable en el avance del entendimiento humano.

Estas herramientas, sin embargo, no están exenta de desafíos, como por ejemplo, la alfabetización digital y la comprensión de su funcionamiento.

Como lo hemos repetido, desde una perspectiva ética, surge la necesidad de emplear la IA de manera responsable y respetuosa.

#CienciaParaLaVida

Por: Gabriela Jiménez









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