Introducción
La agricultura es un sector esencial en Venezuela, tanto por su contribución a la economía como por su papel en la seguridad alimentaria de la población. Pero enfrenta importantes desafíos debido a la combinación de factores socioeconómicos y ambientales, que se ven exacerbados por la variabilidad climática y el cambio climático que representan amenazas crecientes, que a su vez incrementan los riesgos que pueden afectar negativamente la producción agrícola. A pesar de ello, los estudios de riesgo en el país han abordado principalmente el riesgo socio-natural, dejando en segundo plano la evaluación específica de los riesgos agroclimáticos. El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 2021 señala que la variabilidad climática y el Cambio Climático son factores determinantes que afectan no solo la producción agrícola, sino también la seguridad alimentaria en Venezuela y Latinoamérica en general. En este sentido, fenómenos como El Niño y La Niña juegan un papel crucial en la dinámica climática de la región, afectando patrones de precipitación y temperatura que son esenciales para la agricultura. Es fundamental entender cómo estas fluctuaciones climáticas pueden influir en la producción y qué medidas se pueden adoptar para mitigar sus efectos.
Contexto Socioeconómico y Productivo
Históricamente, la producción agrícola en Venezuela se ha centrado en prácticas de agricultura de secano, que utiliza sólo el agua proveniente de lasprecipitaciones para el desarrollo de los cultivos, sin el uso de ningún tipo desistema de riego, este enfoque hace que los cultivos sean altamente dependientesde las condiciones ambientales, lo cual incrementa su vulnerabilidad antefenómenos climáticos como El Niño y La Niña. Estos fenómenos, que son manifestaciones naturales de la variabilidad climática, no solo alteran las precipitaciones y temperaturas, sino que, junto a la dependencia ambiental de los cultivos, hace que cualquier cambio significativo pueda tener repercusiones drásticas en la producción agrícola afectando tanto la cantidad como la calidad delos productos. Por otra parte, la dependencia de la agricultura de secano también limita la capacidad de los agricultores para adaptarse a variaciones en el clima. En este contexto, es fundamental entender que los riesgos agroclimáticos son una realidad que afecta a los cultivos y puede dar lugar a pérdidas económicas significativas, así como a una disminución en el acceso a alimentos seguros para la población.
Riesgo Agroclimático: Definición y estimación
El riesgo agroclimático es aquel que surge de la interacción entre la amenaza climática (precipitación, temperatura máxima y temperatura mínima) y la vulnerabilidad del cultivo. Según el Centro Internacional para la Investigación del fenómeno “El Niño” (CIIFEN), la estimación del riesgo se basa en la probabilidad de afectación climática, en términos de precipitación y temperatura, en relación con las características específicas de los cultivos.

Factores determinantes de la vulnerabilidad
El CIFEN también ha identificado que la vulnerabilidad de los cultivos está influenciada por múltiples factores, entre los cuales se encuentran la susceptibilidad del cultivo, su manejo, la exposición al clima, las características físicas del suelo y la presencia del cultivo en regiones propensas a eventos adversos.
- Susceptibilidad del cultivo: Algunas especies son más susceptibles a condiciones adversas que otras; por ejemplo, cultivos como el maíz o la yuca pueden reaccionar de manera diferente ante sequías o lluvias
intensas. - Manejo del cultivo: Las prácticas agronómicas, incluyendo la rotación de cultivos y el uso de técnicas de conservación de suelo, pueden impactar significativamente la resiliencia del cultivo ante eventos climáticos.
- Exposición del cultivo: La ubicación geográfica y el microclima en el que se cultiva tienen un efecto directo sobre la exposición del cultivo a fenómenos adversos.
- Características del suelo: La composición y la capacidad de retención de agua del suelo también juegan un rol fundamental en la resistencia del cultivo a la variabilidad climática.
- Recurrencia de eventos adversos: Las regiones con antecedentes de eventos climáticos extremos tienden a ser más vulnerables. En Venezuela, ciertas áreas han sido identificadas como “calientes” para la ocurrencia de sequías o inundaciones.
Por otra parte, no se puede subestimar el impacto de factores socioeconómicos en la capacidad de los agricultores para manejar el riesgo. La tenencia de la tierra, el acceso al crédito, el nivel de pobreza y la ruralidad son variables que obstaculizan la implementación de buenas prácticas agrícolas, la tecnificación de los sistemas de producción y la mejora de infraestructura agrícola. Como resultado, estos factores no solo limitan la producción agrícola, sino que también incrementan la vulnerabilidad de los sistemas agrarios frente a eventos climáticos adversos.
Vulnerabilidad: Estrategias de mitigación y adaptación
La vulnerabilidad del sistema agrícola venezolano ante los riesgos agroclimáticos plantea la urgente necesidad de desarrollar propuestas de mitigación, adaptación y resiliencia. Conocer los sistemas agrícolas y evaluar las amenazas y vulnerabilidades es un primer paso esencial para identificar los riesgos agroclimáticos específicos. A partir de esta evaluación y conscientes de la importancia de abordarlos, se pueden proponer estrategias efectivas que no solo mitiguen los daños potenciales de los eventos climáticos, sino que también permitan mejorar la productividad agrícola y, por ende, contribuir a la seguridad y soberanía agroalimentaria del país. Algunas de las propuestas que podrían implementarse incluyen:
- Investigación y monitoreo: Se requiere establecer programas de investigación que evalúen el impacto específico de la variabilidad climática en los cultivos. Además, implementar sistemas de monitoreo que anticipen cambios climáticos que podrían permitir a los agricultores prepararse con anticipación.
- Variedades de cultivos resilientes: Fomentar la investigación y el desarrollo de variedades de cultivos que sean más resistentes a condiciones climáticas adversas, tales como sequías o inundaciones. La selección de
especies nativas que requieren menos agua y son más adaptables al clima
local puede ser una solución efectiva. - Mejoramiento de la capacidad de manejo de recursos hídricos: Implementar técnicas de riego eficiente y gestión sostenible del agua, es clave para hacer frente a las sequías. Sistemas de captación y almacenamiento de agua, como estanques y cisternas, pueden ser vitales para asegurar el suministro de agua durante periodos de escasez.
- Implementación de prácticas sostenibles: Fomentar el uso de prácticas agrícolas sostenibles, tales como la agricultura regenerativa, puede ayudar a reducir la vulnerabilidad de los cultivos y aumentar la resiliencia ante eventos extremos.
- Fomento de la diversificación productiva: Incentivar la diversificación de cultivos puede ayudar a reducir la dependencia de un solo producto y minimizar los riesgos económicos asociados con eventos climáticos
adversos. La promoción de cultivos resilientes que se adapten mejor a las nuevas condiciones climáticas es clave. - Educación y formación agrícola: Promover programas de formación para agricultores que aborden prácticas de cultivo sostenibles. Esto no solo mejoraría la productividad, sino que también contribuiría a generar conciencia sobre la importancia de la adaptación al cambio climático.
- Políticas públicas de apoyo: La formulación de políticas públicas orientadas a la mitigación de los efectos del cambio climático y al apoyo directo a los agricultores será esencial para construir un sistema agrícola más resiliente. Esto incluye la creación de incentivos para la adopción de tecnologías
sostenibles y prácticas agrícolas responsables
Conclusiones
La agricultura venezolana enfrenta un panorama desafiante debido a la interacción compleja de factores climáticos y socioeconómicos. La vulnerabilidad inherente en el sistema agrícola, exacerbada por las condiciones de cambio climático, por tanto, requiere una atención urgente y un enfoque multidimensional que combine la
evaluación de riesgos con la implementación de estrategias para la mitigación y adaptación.
Las estrategias propuestas no solo permitirían enfrentar mejor los impactos de fenómenos climáticos adversos y proteger la producción agrícola, sino también contribuirían a fortalecer y garantizar la seguridad alimentaria y la soberanía agroalimentaria de la población venezolana. En un contexto donde la agricultura tradicionalmente se ha basado en las condiciones ambientales de secano, adaptarse a nuevas realidades climáticas es fundamental, la comprensión profunda de los riesgos agroclimáticos y un compromiso firme hacia la implementación de estrategias resilientes son esenciales para asegurar un futuro sostenible para el sector agrícola en Venezuela.
Referencias Bibliográficas
Centro Internacional para la investigación del Fenómeno “El Niño” (CIIFEN). https://ciifen.org/definicion-de-riesgo/
Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno “El Niño” (CIIFEN). (2008). Mapa de Riesgo Agroclimático para el Cultivo de Ajonjolí, Estado Portuguesa. (2008), Venezuela 2008. Proyecto ATN/ OC-10064-RG.
Maytin, Carlos; A., Carrasco; R., Rodríguez; R., Javier; J., López. (2020). Una aproximación a la historia y situación actual de las investigaciones científicas sobre Cambio Climático en Venezuela. Algunos avances y retos temáticos. Terra. Nueva Etapa, vol. XXXVI, núm. 60, 2020. Universidad Central de Venezuela, Venezuela.
Morales C., Lester Antonio. (2016). Impactos del cambio climático en la agricultura y seguridad alimentaria. http://portal.amelica.org/ameli/journal/394/3941750032/
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). (2021) El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2021. Lograr que los sistemas agroalimentarios sean más resilientes a las perturbaciones y tensiones. Roma, FAO. https://doi.org/10.4060/cb4476es